domingo, 26 de febrero de 2017

Este es el más triste.
        Era el 21 de Julio. Habían llegado unos familiares de Puerto Rico. Habíamos comido y  tan pronto como llegaron empezaron a poner pegas a mi Maya. Y yo influenciado por mi mujer había  preguntado  una guardería para que ella estuviera allí unos días y esa misma tarde la llevé. El día siguiente fui a verla y  no había dejado de  maullar y se sentía abandonada. Y Ese mismo día volvió mi hijo a verla y la tuvo en brazos. El día siguiente me llamó la veterinaria diciendo que no la fuéramos a ver pues se estaba deprimiendo. Pero la gran sorpresa fue cuando el viernes de esa semana  íbamos a irnos al pueblo de Hervás y mi mujer pasó por allí y vino al coche llorando  por Maya pues la encontró triste. Y ese mismo día hablé con mi hijo y fue a por ella pues hacía tres días que no comía según la veterinaria. La llevó a Aldeanueva de la Vera, a un corral que tenía con otra gatita Pilar, la que nos la había dado cuando era pequeñita y habíamos criado con biberón. Desde entonces había sido la niña de la casa.
. La llevábamos al pueblo y era feliz yendo y viniendo a la casa desde el campo y estábamos pendientes de ella las veinticuatro horas del día. Ese día 23, fue el día maldito para nosotros y ella, pues el día veinticuatro  fueron a verla y ya no la encontraron y desde ese día la estamos buscando, poniendo carteles con una foto de ella, mandando  echar pregones desde el lunes siguiente. Íbamos todos los días mañana y tarde a ver si había suerte y nos llevábamos una alegría. Incluso, una de esas noches mi hijo se fue y durmió en el coche a la puerta del corral por si volvía.
Hoy estamos a treinta y uno de Julio y seguimos esperando que alguien de allí nos llame diciendo que ha visto a mi gatita.
        Ayer cuando venía de Madrid del  chalet de Manolo, mi cuñado me paseé por el pueblo (Aldeanueva de la Vera) y mandé  echar otro pregón. Eran las once y media y para ello había madrugado y salido de Corepo ( Pedrezuela) a las siete y cuarto de la mañana.  “Familia  angustiada por la pérdida de una gata, blanca con lomo y cola canela pide ayuda para encontrarla. Notificar  en el Ayuntamiento “. Tal vez no me cran pero es cierto que he llorado mucho por ella y lo seguiré haciendo mientras no la tenga en mis brazos.
        Me queda un no sé qué pues no me he despedido de ella ni la vi el último día y sobre todo porque no sé si está muerta o viva o si se perdió o la han raptado, pues era muy mansa y pudo acercarse a alguien y raptarla o  al menos eso quiero pensar  pues mientras esté viva existe la posibilidad de volverla a tener conmigo y ojalá eso sea pronto.
        Seguiré esperando que si la han raptado  algún día me digan que vaya a por ella, algo que haría de inmediatos y sin pensarlo, pues sin ella al menos por ahora no puedo vivir pues he llegado a  pensar que  para qué aunque   eso no está bien, pero para mí lo era todo, pues estaba siempre conmigo y si yo salía a hacer algún encargo al volver estaba a la puerta esperando y si en casa  yo dormía, ella también y si yo iba de un lado para otro ella siempre detrás o delante y si estábamos en casa y venía mi hijo ya  antes de  tocar a la puerta, ya sabía que era él. Si yo leía el periódico ella se echaba junto a mí como si estuviera escuchándome lo que yo leía.
        No sé qué clase de alma o inteligencia tenía pero ella lo entendía todo. Por las mañanas ahora en verano a las seis de la mañana  se ponía a maullar junta a la puerta de mi dormitorio llamándonos y si nos levantábamos ella se echaba junto a nuestros pies y no volvía a maullar.
        Le gustaba que la cogiera en  mis brazos y se dormía cuando la cogía como un niño pequeño. Gateaba  y se subía para que la cogiera y a los hombres y prueba de ello son los arañazos que tengo por todas las partes de mi cuerpo.

Ahora ya no hay que preocuparse de dejar la tapadera del servicio bajada pues ella quería beber en cualquier  sitio, Lo hacía como podemos ver de cualquier grifo- Ya no hay que cerrar puertas de dormitorios o armarios pues ella se metía en cualquier lugar. Ella se sentaba o se echaba junto a nosotros y se dormía relajada. Y no lo hace, pues no está.
Hoy  1 de agosto hemos vuelto al pueblo y hemos estado allí hasta  la una  del día y cuando hemos vuelto a casa, sentados en el comedor hemos estado  los tres llorando y no sé hasta cuándo será, pues  no soy capaz siendo superior a mi fuerza el no tenerla con nosotros, el no sentir su presencia.
He encontrado este párrafo en internet y me ha servido de gran consuelo.
Jueves, 7 de enero de 2010 | 18:23
No te sorprendas si en algún momento vuelve. Yo tuve una gata que regresó a los 6 meses de desaparecida