viernes, 22 de febrero de 2019

Nuevos tiempos

Desaparición de todas las televisiones autonómicas públicas, que sólo hacen aumentar el déficit de las autonomías (y de todos nosotros), y no añaden nada nuevo a la información a los ciudadanos.
Revisión de sueldo en políticos autonómicos, especialmente en dietas.
Disminución de puestos representativos en las autonomías: consejeros y consejerías que no desarrollan ninguna función a los ciudadanos.
Proponer la desaparición de las Diputaciones, por lo que conlleva de duplicación de organismos con la actual Junta de Extremadura.
Erradicación de puestos de funcionarios que están pensados únicamente para dar trabajo a los “amiguetes” de los políticos de turno, sea cual sea, que no añaden nada a la gestión ya existente y más porque suelen ser directores gerentes etc. Y con grandes sueldos que arruinan la autonomía...s
Una nueva visión de las autonomías, donde no exista duplicidad y disminuyan los gastos de todo tipo al igual que en ayuntamientos.
Inversiones las justas y necesarias, sin despilfarrar.
Incrementar las incompatibilidades de los cargos públicos, especialmente en diputados y senadores, para evitar que ganen varios sueldos desarrollando actividades privadas e impedir que finalmente su trabajo público sea únicamente asistir a una votación y cobrar por ello. Impedir que por otra parte, no asistan a las sesiones que no tienen que votar, incumpliendo con el trabajo que les hemos encomendado.
Denunciar tráfico de influencias donde las haya
Supresión de los intérpretes del senado, considerando vergonzosa su existencia.
Que los diputados coticen por todo el salario, no como actualmente, que sólo pagan por el sueldo basa y nada por el resto, lo que hace que cobren 6.000 euros al mes, y más en muchos casos, además de otras prebendas como transporte gratis, etc.
Que los diputados tengan pensiones como todos los obreros, a los 67 años y con 38,5 años de cotización (ya que esto ya es de ley). Y no con once años obtener el 100% de lo que están cobrando. Igualdad para todos.
Que cuando un político deje su cargo y reingrese a la vida normal, lo haga en las mismas condiciones que cualquier trabajador y no acabe en un puesto mucho mejor que el que tenía, como consejeros de empresas privadas o aún peor, empresas públicas (por lo que al final nunca dejamos de pagarle).
Alejar de la política todo lo corrupto sea quien sea y caiga quien caiga.
Es incomprensible que un gobierno que pretende ser social (si por social se entiende que la sociedad disponga de un estado de protección del gobierno) que por un lado se endeude hasta límites insospechables y por otro para compensar elimine los 426 € de subsidio a los parados, el cheque bebé de 2.500 €, aumente la edad de jubilación, recorte el sueldo a los funcionarios “de calle”, suba el IVA, el combustible (mayoritariamente las recientes subidas son en impuestos), la electricidad (mientras los directivos de estas empresas se suben los sueldos vertiginosamente. Ver El País del sábado seis de Marzo de 2.011), etc. El Estado está subsistiendo gracias a la deuda, y si no fuera por el dinero prestado, no se pagarían ni las pensiones.
Si es verdad que hay que “apretarse el cinturón”, deberían apretárselo los que aún “tienen muchos agujeros en el cinturón y no “al que ya está en el último.

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