Capítulo
tres
Pero ahí no queda todo, pues ya con más de dos años a punto de cumplir los
tres un nuevo accidente. Ya me dejaban sola en la terraza exterior.
Intentaba pasarme a la terraza del
vecino y ese día hacía mucho viento que
fue la causa de que perdiera el equilibrio y volviera a caerme por tercera vez
y desde el cuarto piso.
Caí todo lo
larga que soy. Cuando mi padre ADOPTIVO volvió a la terraza me cuenta que al no
verme creyó que me había pasado a la terraza del vecino pero no fue
así pues yo estaba tendida en el suelo y maullando. Enseguida bajó corriendo y viendo que aparentemente no me había dañado
como de costumbre me cogió en brazos y con mucho cuidado me subió a casa y en
esta ocasión no me llevó al veterinario y poco a poco se me fueron quitando los dolores.
Con esta tercera vez ya llevo gastadas tres de las
siete vidas que dicen que tenemos los gatos
Los anglosajones hablan de nueve.
POR QUÉ LOS GATOS
TENEMOS 7 VIDAS ¿O ERAN 9?
Siete vidas tiene un gato, dice la gente, al menos en
España, en Italia o en México porque en países anglosajones tenemos dos vidas extra: nueve, nada menos.
¿De dónde procede esta proverbial fama de supervivientes que tenemos?
Según un estudio realizado por dos veterinarios de
Nueva York en 1987 el 90% de los gatos que cayeron desde alturas de entre 2 y
32 plantas sobrevivieron. Sorprendentemente, la mayor mortalidad no se produjo
en las caídas desde alturas superiores sino en torno a las siete plantas de
altura. La explicación a esta paradoja la da un lector de “New Scientist” en la
crujiente recopilación “¿Hay algo que coma avispas?”. Aquí va:
“Un gato en aceleración tiende a ponerse rígido, lo
que reduce su capacidad para absorber el impacto. Sin embargo, una vez
alcanzada la velocidad terminal (100 km/h, la mitad que una persona) ya no hay
ninguna fuerza neta que actúe sobre el gato y por tanto se relajará, con lo que
aumentará su flexibilidad y el área de la sección transversal sobre la que el
impacto se difunde una vez que el gato alcanza el suelo”.
En resumen, ésta es la secuencia: en una caída desde
pisos bajos, el minino sale ileso porque su velocidad terminal es baja. A
partir del quinto piso, nos tensamos y aumenta la velocidad, multiplicando su
mortandad. A partir del séptimo piso…¡l
los gatos nos da tiempo a relajarnos!
En 1890, el investigador Etienne-Jules Marey grabó la
caída de un gato, demostrando un principio irrefutable de la física: los gatos
(vivos) siempre caemos de pie.
Ha quedado demostrada la resistencia gatuna a las
alturas. Vayamos ahora con el número de vidas. Las nueve vidas de los gatos
parecen venir del antiguo Egipto, donde éramos considerados animales sagrados.
La deidad Atum-Ra, el dios del sol, dio vida a otros nueve dioses, conocidos
colectivamente como Los Nueve. Atum-Ra se transformó en gato para visitar el
mundo de las tinieblas y para ello se dotó de nueve vidas.
¿Y las siete vidas de los países latinos? No hemos
logrado encontrar una explicación -aunque el siete es un número sagrado
característico en la cristiandad-. ¿Tienes tú alguna?
Esta vez no fui al veterinario pues como de costumbre
fue un sábado. Pasaron unos días, pero
como no notaba nada raro no fui a consultar a pesar de mi dueña y su hijo que me quería con
locura pues cuando me veía me colmaba a besos estaban empeñados en que
fuera y comprara algún analgésico pues como es lógico la caída de un cuarto no
es moco de pavo.